Hacer ejercicio físico
regular o practicar algún deporte tiene efectos destacados e indudables sobre
la personalidad del individuo. Sus beneficios sobre la estabilidad emocional y
el autoestima es indiscutible. Estos efectos a su vez repercuten en las
relaciones con los demás favoreciendo la extroversión y relaciones sociales con
una mejor predisposición, fruto de la mejor percepción de sí mismo y mejora del
autoestima.
Debido a estos efectos la practica de ejercicio está
indicado, y está
demostrado que mejora considerablemente, en trastornos de ansiedad,
fobias y trastornos obsesivos compulsivos. También mejoran significativamente estados de
excitación de forma general
Dado el efecto de la
practica regular de ejercicio físico sobre el autoestima y la mejora de la
percepción de uno mismo, el deporte también ayuda a mejorar depresiones leves o
moderadas y puede representar una terapia antidepresivas en sí mismo.1
En definitiva, el deporte
y el ejercicio físico mejoran de forma general la función mental, lo que
repercute en todos los planos psíquicos y emocionales, contribuyendo a una
mayor sensación de bienestar y optimismo.
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